EL CLIENTE Y EL ARQUITECTO, ¿FELICES PARA SIEMPRE?

Diego y Karen iban retrasados a la cita. Enviaron un mensaje al Arquitecto Bruno para avisarle que llegarían media hora tarde. No fueron treinta, sino cincuenta minutos después que llegaron a su casa en construcción, que estaba a unas semanas de terminarse. Bruno sabía que sus clientes no eran puntuales, así que aprovechó el tiempo para revisar pendientes de la obra.

Lo primero que hicieron Diego y Karen, fue platicar una idea que justo en el trayecto se les había ocurrido. Pasaron a la recámara principal y le dijeron a Bruno que querían una tina a un lado de la regadera. Bruno los escuchaba pacientemente. Cuando terminaron de hablar, les explicó que eso retrasaría tres semanas la entrega de la obra, además de que el costo se incrementaría casi un 5%, pero a ellos no les importó. Varias semanas después, se dieron cuenta de que habían cometido un error: la casa seguía sin terminarse y el costo subió un 8%.

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El Arquitecto Jacques seguía explicando a Juan Carlos que no debía poner una columna ahí. Con palabras como “concepto”, “integración” y otras cuantas más, le argumentaba a su cliente que no era necesaria esa columna. A Juan Carlos no le hacía mucho sentido, a él no le importaba que estuviera ahí ese elemento estructural, y al final, sabía que haría más eficiente el costo.

Era una simple columna, pero el arquitecto seguía insistente con su idea. Unos días después, Juan Carlos le llamó para agradecerle sus atenciones, pedirle que le mandara la cuenta y decirle que prefería seguir adelante con su casa, pero con otro arquitecto.

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Estas y muchas otras historias se viven día a día. La relación entre el cliente y su arquitecto es como un matrimonio: lo más importante es la confianza y, sobre todo, la comunicación. Sin estos dos factores, puede resultar una verdadera pesadilla.

A todos los arquitectos, los invito a siempre escuchar a sus clientes. Lo mismo aplica para los clientes que contratan a un arquitecto para proyectar y construir la casa donde probablemente vivan toda su vida. Claro que existirán puntos de vista e ideas diferentes; lo importante es alcanzar un diálogo positivo entre ambas partes. Y si es así, les aseguro que construir su casa resultará en una gran experiencia y una buena relación que no terminará después de la entrega del proyecto.

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