A lo largo de la historia de México, se ha escuchado hablar sobre muchas mujeres célebres, como Sor Juana Inés de la Cruz o Josefa Ortíz de Domínguez, entre otras. Sin embargo, poco se ha dicho sobre María de los Dolores Vidrio Beltrán y Puga, mejor conocida como Lola Vidrio, quien fue escritora, periodista y activista por los derechos de las mujeres.
Aunque nació en Guanajuato en 1907, su legado permanece en Jalisco, al ser considerada pionera del periodismo femenino en este estado. Durante los años cuarenta, comenzó a trabajar para el periódico El Occidental, convirtiéndose en la primera mujer reportera en sus filas, publicando su columna Prisma, en la que hablaba sobre su vida como madre trabajadora, su afición por el arte, además de temas políticos y de justicia social. Asimismo, colaboró en otros periódicos como El Informador, El Sol y Excélsior. En 1951, fue una de las fundadoras de la Universidad Femenina de Guadalajara.
También destacó como escritora, obteniendo el Premio Jalisco en 1952 por su libro Don Nadie y otros cuentos. En 1955 ganó el primer lugar en el Segundo Certamen de Literatura Anual “Ramón López Velarde” por su obra Tierra Colorada.
Participó en la creación de diversas galerías de arte y fue la primera directora del Museo-Taller José Clemente Orozco. En 1959, apoyó al movimiento ferrocarrilero, siendo encarcelada y posteriormente perseguida por el Gobierno mexicano por ser afín a diversos movimientos sociales opuestos al régimen, además de ser militante en el Partido Comunista Mexicano.
Lola Vidrio falleció en 1997 en Guadalajara. Desde ese día hasta la fecha es recordada como una luchadora social incansable y, en palabras de la historiadora Laura Castro Golarte: una mujer inagotable.